El primer factor en que me ha ayudado el taller sociolaboral en abandonar el alcohol ha sido la disciplina. Por una elemental norma de convivencia y respeto hacia los demás hay que acudir sobrio. Allí he aprendido que soy más, mucho más que un ser atado a una botella, que podemos convivir con nuestros semejantes y que somos capaces de crear belleza mediante nuestras pequeñas y personales obras de arte.